El autogolpe de Yeltsin (al estilo Fujimori) se comenzó a tramar desde mayo, inició el 21 de septiembre. La acción debería haber sido rápida y quirúrgica. No implicaba tropas en la calle, bastaba con consolidar las alianzas ya hechas.
Yeltsin ya tenía el control del aparato estatal y los medios de comunicación, por lo que el Parlamento que era el único problema a asegurar, ya no parecía suponer un escollo importante. Confirmada la lealtad, trabajo terminado con los ministros de Defensa, Interior y Seguridad, todo parecía viento en popa. El apoyo de los EEUU y la CE estaba asegurado.
El diario Rossiskaya Gazeta, órgano de prensa del Soviet Supremo, fue cerrado, sus cuentas bancarias bloqueadas, y el número que tenían preparado para distribuir el día 24 destruido.
Tras conocerse los sucesos de iniciación del golpe, el Parlamento se reúne de urgencia y, de acuerdo con la Constitución de la RSFSR de 1978 (inspirada en la soviética de 1977) en vigor aún, destituyó de manera fulminante al presidente B.Yeltsin.
El vicepresidente Rutskói fue entonces, "de iure", el nuevo Presidente de Rusia y juró su cargo anunciando la celebración inmediata de elecciones presidenciales.
EEUU y Europa todo el tiempo se mantuvieron a la espectativa. El Tribunal Constitucional, mientras, decidió esa misma noche del 21 de septiembre declarar ilegal la acción de Yeltsin.
El periódico español El País escribía con respecto al golpe (reconociéndolo):
“Violar una Constitución caduca que ni siquiera prevé algo tan elemental como unas elecciones anticipadas, y hacerlo para ajustar a la realidad la representación parlamentaria de un país que desde 1990, fecha de elección del Parlamento ahora disuelto, ha dado varios saltos mortales, no puede considerarse una aberración […] Así, a pesar de las reticencias que pueda haber, hay que admitir que el golpe de mano del presidente abre el camino hacia la normalización democrática al desbloquear una situación insostenible y forzar unas elecciones que pueden renovar profundamente las instituciones”
(El País de 27 de septiembre de 1993).
La situación se fue complicando, representantes del legislativo de 62 territorios de Rusia, reunidos en Moscú el 30 de septiembre, exigieron la vuelta a la situación legal pre-golpe y la celebración anticipada de elecciones. Incluso Siberia amenazó con crear una república autónoma e independiente de Moscú.
Ante la negativa a disolverse del Parlamento, Yeltsin cortó el agua y la luz. El día 2/10/1993 se produjeron intensos enfrentamientos en el centro de Moscú entre manifestantes que apoyaban al Parlamento y fuerzas antidisturbios. Un policía muere y varios manifestantes quedaron gravemente heridos.
No obstante nada salió según lo planeado.
Rutskói, presidente "de iure" de Rusia, ordenó tomar el Ayuntamiento y la torre de comunicaciones.
Un Yeltsin nervioso busca el apoyo de los EEUU que se lo ofrece sin fisuras.
Los planes deben continuar…
Se inicia el asalto. 1500 detenidos y más de 200 muertos. Los últimos vestigios de la legalidad soviética desaparecen por la fuerza.
(datos tomados del trabajo de D. Jesús Andrés Sanz UNED)
El golpe fue consumado, con un efecto, aunque no en todo lo planificado, como otra acción más en favor y para complacencia del “mundo libre”…
El País en 1993 ya andaba coqueteando con el discursito de la "legalidad democrática". Entonces lo hacían con grandes perífrasis y circunloquios; hoy dirían en grandes letras de molde: "¡Gran triunfo de la democracia"! Bombardear el edificio de la Duma era sin duda muy democrático.
El "golpe de Estado" de la KGB en 1991 se saldó con tres muertos. Eso sirvió para que Occidente demonizara al partido comunista de la Unión Soviética. Las imágenes del "conflicto" se repitieron hasta la saciedad.
Vueltas que da la vida, al cabo de dos años [octubre de 1993], la sociedad rusa quería linchar a Yeltsin, quien, en un alarde de "democracia", había asumido los cargos de Presidente y Primer Ministro a la vez y creado un superpoder plenipotenciario para sí mismo. Sus políticas neoliberales, que habían llevado al país al desastre más absoluto, eran tan impopulares que los diputados de la Duma [Parlamento] intentaron su destitución. Miles de ciudadanos se agolparon en las puertas del edificio para secundar la decisión de echarle del cargo. ¿Resultado? 500 muertos y más de 1000 heridos. ]
O sea: Comunistas, 3, Neoliberales, 500.
Si se lee el apartado wikipedia Crisis constitucional rusa de 1993, comprobamos como toda la prensa occidental aplaudió al Borracho, quien ordenó bombardear el Parlamento, donde permanecían los diputados que pretendían destituirle.
Tres años después, 1996, hubo un pucherazo de Yeltsin. Le robaron las elecciones al Partido Comunista de Rusia de Ziuganov.
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